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5 Sencillos pasos para salvar a las abejas

  1. Plantar más flores, arbustos y árboles: cultiva plantas que produzcan néctar y polen que las abejas y otros polinizadores pueden comer todo el año. Por ejemplo: Sauce, Prímulas y Azafranes en la primavera, Lavanda, Geranio y Prado Margaritas de Ojo de Buey en verano, Hiedra en otoño, y arbustos Mahonia y Ciclamen en invierno. (Considera el tipo de clima en el que vives, en México la lavanda, el azar y muchas otras flores se dan fácilmente todo el año).
  2. Permite que zonas de tu jardín crezcan naturalmente: dejar espacios para Dientes de León y Ortiga permite que las abejas, mariposas, palomillas tengan un lugar para reproducirse, y a la vez deja espacio para las orugas.
  3. No cortes tu césped seguido: después de hacerlo quita el pasto cortado para permitir que las plantas florezcan con facilidad.
  4. No molestes o destruyas nidos o insectos en hibernación: haz todo lo posible para no dañar o molestar los espacios en lo que residen insectos polinizadores.
  5. Considera si realmente es necesario utilizar pesticidas: recurre a medidas naturales para lidiar con las plagas de insectos dañinos. Recuerda que los pesticidas contaminan el aire de todos, no solo de algunos animales. 

Un Mundo Sin Abejas

Según palabras de A. Einstein, la vida sin estos insectos sería un desastre global. “Al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida. Sin abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres”.

Así de inquietante resulta que poco a poco las abejas vayan desapareciendo de muchos lugares del planeta.

En el planeta hay 1.400 millones de insectos por cada persona y, según afirma David MacNeal en su libro Bugged, los necesitamos a todos porque son «los impulsores del mundo». Más de un tercio de todas las especies de insectos que habitan en nuestro planeta están en peligro de extinción. Así lo afirma el informe de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES).

Ácaros destructores de las abejas

Ácaros destructores de las abejas Ha sido el equipo de Christopher Connolly, (Univ. Dundee, GB), quien ha investigado el impacto de dos insecticidas (los neonicotinoides y coumaphos) utilizados en las colmenas para matar el ácaro Varroa. Es un parásito externo de la abeja que se alimenta de su sangre. La cría de abeja morirá o nacerá con malformaciones que le impedirán atender las tareas de la colonia. El resultado de los pesticidas, sólo dura 3 o 4 años, ya que se hacen inmunes. Se prueba ahora con nuevos tratamientos no contaminantes*: como aceite esencial de pomelo o azúcar en polvo.


Cambio climático y contaminación: efectos en las abejas

Las abejas son las encargadas de polinizar y que las plantas se puedan reproducir. Existe un agravamiento en la crisis de los polinizadores causado por el cambio climático. Y es que el 70% de los cultivos agrícolas en España se reproducen gracias a la polinización. Esto es, 71 de cada 100 alimentos básicos que alimentan a los españoles necesitan ser polinizados.

Esas frutas y verduras están en riesgo debido a que las amenazas que pesan sobre el principal polinizador, la abeja, se han visto agravadas por las alteraciones del calentamiento en los ecosistemas.


¿Qué pasaría si desaparecen las abejas?: Consecuencias

¿Imaginan qué pasaría si se extinguieran? En palabras de Albert Einstein “al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida. Sin abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres”. Aunque esta frase parezca extrema, la realidad es que si estos pequeños insectos desaparecieran, el reto para la humanidad sería enorme, sobre todo por la crisis alimentaria que vendría.

Es difícil cuantificar los efectos de su desaparición, pero lo que nos queda muy claro es que estos serían muy graves: se alteraría el número de especies vegetales, algunas podrían desaparecer. Se reduciría drásticamente la biodiversidad de la flora lo que provocaría la alteración de todo el ecosistema y las producciones agrícolas tendrían que hacer frente a grandes pérdidas económicas por la reducción en la producción, algo que sin duda afectaría a todo el mercado alimentario y transformaría nuestros hábitos de consumo de manera radical.